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Un mundo Fantastik de colores #5

Parece que fue ayer pero fue hace unos 3 años, durante la cuarentena Covid, cuando empezamos con la propuesta de viajar sin salir de casa. La idea era visitar lugares originales, exóticos, y por supuesto con mucho color. Es decir, sitios muy al estilo Fantastik.

La iniciativa gustó tanto que decidimos continuar con el juego… Así que aquí vamos con la quinta entrada del blog. En esta ocasión hacemos parada en Japón, Bolivia e Italia.

El Parque España en Japón

La primera parada es un sitio al cual ya fuimos personalmente en 2008 y al cual volveríamos hoy mismo. Es simplemente FLI-PAN-TE!!!

Si miráis las fotos sin prestar mucha atención, os sentiréis como si estuvierais en tierras hispanas… Pero no, caros amigos, esto es Japón. Más precisamente, la prefectura de Mie, cerca de Osaka o Kioto, a unas 3 horas al sur de Tokio.

Los japoneses son muy muy muy fans de la cultura española, y nuestro país es uno de los preferidos para los visitantes nipones que vienen a Europa. Según datos del Ministerio de Turismo, el número de turistas japoneses que llegaron a España superó los 680.000 en 2019.

Se dice que al regresar de un viaje a España para los Juegos Olímpicos de 1992, un empresario japonés decidió construir un parque temático dedicado a la historia, cultura y tradiciones españolas. Inaugurado en 1994, este sitio recibe actualmente alrededor de 1,2 millones de visitantes al año, la gran mayoría de ellos japoneses.

Hasta aquí la parte informativa… Porque nada más entrar en el parque, te das cuenta de que es PURA FANTASÍA, ¡de inicio a fin! Si crees que España es el país del kitsch, es que aún no conoces el Shima Spain Village. Qué maravilla es mirar la estatua de Cibeles, y justo cruzando la calle llegar a la Boquería y al lado está el Palacio de Aranjuez… Espectáculos de flamenco con colores chillones y flores por todos lados. Desfiles callejeros en homenaje al vino, con azafatas que parecen falleras pero con colores de Barça. La montaña rusa acuática se llama Splash Montserrat y el carrusel es La Tomatina. En los restaurantes se puede degustar paellas, churros, varios tipos de tapas y como no, la sangría…

Como decíamos, fuimos allí hace unos cuantos años, y además fuimos invitados por un programa de viajes de la televisión catalana llamado Km33. Aunque “ens fa una mica de vergonya”, os dejamos el trocito del programa. Mirad hacia el minuto 39 del vídeo.

La nueva arquitectura andina

Ahora pongamos rumbo a Sudamérica, para adentrarnos en el mundo multicolor de Fred Mamani, un exalbañil boliviano, convertido en ingeniero y constructor. Su trabajo se conoce como la “nueva arquitectura andina”, y ha realizado más de 70 proyectos en la ciudad boliviana de El Alto.

Nació en una pequeña comunidad indígena aimara, y empezó a trabajar desde muy joven, a los 14 años, como albañil. Con los años fue cogiendo experiencia y algunos clientes comenzaron a encargarle la fachada de las obras. Su primera obra integral de un edificio llegó en 2005, antes mismo de cursar los estudios de ingeniería. Sus clientes formaban parte de un nuevo y próspero grupo de comerciantes de El Alto, que necesitaban vivir y trabajar en un mismo espacio.

Mamani se percató de que no había ningún edificio que cubriera esta necesidad, y que además la gama cromática era muy limitada hasta entonces. Así buscó una nueva identidad arquitectónica, reconocida no sólo por su decoración recargada y colorista, sino también por ser una nueva tipología de espacios que aúnan funciones residenciales y comerciales. De forma espontánea, Fred inició un estilo pintoresco que incorpora trazados geométricos y un vibrante cromatismo. Según él mismo, el intuito es innovar y rescatar referentes autóctonos de la cultura indígena andina, como los textiles tradicionales andinos, llevados con orgullo por las comunidades del altiplano boliviano. De ahí viene el término “cholets”, que mezcla las palabras chalet y chola (una denominación que se refiere a las mujeres indígenas). Sin embargo algunos sostienen que el término “cholet” es despectivo y además el propio Fred prefiere el término “nueva arquitectura andina”.

En cualquier caso, su obra se ha extendido por varias ciudades del país y también ha cruzado la frontera boliviana, apareciendo en numerosos medios de comunicación internacionales como la BBC y el New York Times. Y es que su trabajo – de inspiración neobarroca multicolor, no apto para minimalistas – no deja indiferente a nadie.

La isla de las casas de colores

Nuestra última parada de hoy es una localidad al norte de Italia, muy cerca de Venecia. Es una isla muy pequeñita llamada Burano y en un par de horas la puedes recorrer tranquilamente a pié.

La gran particularidad del lugar es que todas las casas están pintadas de diferentes colores, lo que le confiere un aire pintoresco y alegre. Las calles están muy bien cuidadas y la impresión es de estar paseando por la ciudad del arco-iris.

Se dice que la costumbre de pintar las casas se originó antiguamente por la niebla. Especialmente en invierno, cuando este fenómeno meteorológico cubría Burano, a los pescadores les costaba distinguir sus casas desde los canales. Así que pintar las fachadas con colores vivos les ayudaba a volver más rápidamente a sus hogares.

Hoy en día se hace por una cuestión de tradición y de atractivo turístico. Cada cierto tiempo, es obligatorio que los vecinos pinten las fachadas de sus casas. El Ayuntamiento no les permite elegir el color, sino que les notifica el tono concreto según donde se encuentre su residencia. La localidad cuenta con más de 4.000 habitantes, y es también conocida por su única iglesia. Desde lejos se ve un famoso campanario inclinado, de tonos beige, que contrastan con el multicolorido de las casas. 

Otro de los motivos por los que la isla es especialmente conocida es la elaboración de tejidos de encaje. Se podrán adquirir piezas de encaje, hechas a mano y de la mejor calidad.

Burano se ha convertido en un sitio muy visitado. Por la proximidad de Venecia, claro, pero también por ser uno de los lugares más coloridos del planeta. Cada esquina es un escenario perfecto para los Instagramers más empedernidos.

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